El autor, refleja en este trabajo pictórico, un mundo urbano caracterizado por expresionismos rápidos y por sentimientos reflexivos. Combina imágenes del exterior veloz con el interior pausado y solitario. Dos mundos paralelos que se entremezclan en un contexto de diversas situaciones, que el artista presenta como momentos de un transitar.
Una ciudad pintada de atmósferas en movimiento y de ubicaciones silenciosas. Un constante y gratificante panorama de observaciones y descubrimientos, que el pintor va representando en sus creaciones. Y es la noche, principalmente, la protagonista de sus cuadros. Sí, estampas nocturnas, las mejores para enseñar la expresión del alma urbana.
Aunque la manera de pintar sea diferente, el concepto o mensaje se acerca a la obra de EDWARD HOPPER, a la obra urbana de este pintor. No quiero decir que sea bastante parecido, sino que establece nexos con la soledad, con el silencio (un silencio personal). MIGUEL íNGEL BRITO, se centra más en el mirar y avanzar, mientras que HOPPER, se dedica a quedarse y contemplar. En este sentido, me parece estar viendo escenas de Taxi Driver (Scorsese), donde a través de la pintura de MIGUEL íNGEL BRITO, el observador recorre en un viaje sin detalles, secuencias de una ciudad vista desde la distancia intencionada.
Una arquitectura estilizada, deformada por la velocidad, y un lado humano esperando ser encontrado.
SECA HERRERA